Tema 2.3




El estoicismo. La autarquía de la virtud.

Aun en la variedad de sus expresiones, el estoicismo es un verdadero sistema filosófico, uno de los que más influencia ha tenido sobre la filosofía posterior . De sus concepciones teóricas baste recordar aquí la convicción de que el universo es una estructura racionalmente organizada, por lo que admite una explicación completa en términos racionales. La facultad por la que el hombre piensa (logos) está presente y rige todo el universo, al que se denomina Naturaleza cósmica o Dios. La razón cósmica todo lo ordena, también lo que se refiere al hombre, que es parte del todo-universo. No obstante, el hombre posee verdadera libertad.

Para el estoicismo, la felicidad consiste en vivir según la naturaleza, que es lo mismo que vivir según la razón y que vivir según las virtudes éticas. El tema aristotélico de la contemplación de lo divino pierde toda su importancia.
 
Para Aristóteles la sola virtud intelectual y moral no basta para la felicidad, ya que son necesarios ciertos bienes del cuerpo (salud, etc.) y algunos recursos materiales. Como tener estos bienes en la medida suficiente no depende enteramente de cada uno, la felicidad no está del todo en nuestras manos. Uno de los propósitos fundamentales del estoicismo es corregir a Aristóteles en este punto. La virtud ética es la causa y la perfección de la felicidad; es autosuficiente. La virtud hace al hombre conforme consigo mismo, con su razón o naturaleza racional y con la Naturaleza cósmica. La sola virtud asegura la armonía interior y la imperturbable paz del alma. Los demás bienes (salud, riqueza, belleza e integridad física, poder, etc. y sus contrarios), así como las actividades que los buscan, son indiferentes (adiáfora), y el sabio virtuoso debe experimentar ante ellos una actitud de desprendimiento, indiferencia o calmo abandono (apátheia). El virtuoso es feliz incluso en medio de la más completa privación de este género de bienes.

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