Tema 1.2.3




La insuperable indeterminación del fin último

El fin último o felicidad no es susceptible de recibir una determinación filosófica verdadera y que, por ello, no puede constituir el punto de referencia de una moral que pretenda ser objetiva y universal. La objeción ya fue formulada por Kant, y con una formulación y un alcance diversos es propuesta también en la actualidad.
Haber más afirma que la ética de las virtudes está estrechamente ligada a la posibilidad de demostrar que cierto tipo de vida es el mejor y, por eso, parece presuponer una concepción metafísica general del mundo y de la existencia humana. Ahora bien, según Haber más, vivimos en una época pos-metafísica en la que toda concepción metafísica general ha de considerarse definitivamente muerta. Sólo la religión y las tradiciones sociales y culturales particulares pueden proponer a sus adeptos —y sólo a ellos— una concepción del bien, que no puede aspirar, por tanto, a ser universalmente aceptada, así como tampoco serán universalmente aceptadas las normas que dependiesen de esa concepción del bien. En pocas palabras: tantas concepciones del bien, tantas morales.
Por esto, concluye Haber más, se debería distinguir entre la «ética», que se ocupa de los ideales, valores, proyectos de vida derivados de la propia auto-comprensión, y la «moral», que establece soluciones justas a los conflictos de intereses sobre la base de un consenso social, después de lo cual habría que sostener la primacía de la justicia (la «moral») sobre la concepción del bien (la «ética»). 

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