Tema 1.1.3




Insuficiencia del recurso a la norma o al deber: el gobierno de la acción presupone el gobierno de la vida


Cabría objetar a lo que hemos dicho hasta ahora que es más sencillo explicar la vida moral recurriendo a las normas o deberes morales de carácter absoluto. Concedemos que si todo el problema moral consistiese en «no robar», sería más sencillo partir del valor absoluto del mandamiento «no robarás». Pero la vida moral no se reduce a «no robar», ni tampoco al conjunto de acciones, más grande, pero siempre limitado, que pueden regularse mediante un código de normas universales. Lo que interesa encontrar no es el punto de vista más sencillo, sino el más fundamental, el más positivo, y el más abarcante. Si se adoptase como punto de partida la ley o el deber de hacer u omitir determinadas acciones, no precedido por la indicación de un objetivo global positivo y deseable, la Ética se configuraría como un conjunto de límites y prohibiciones al servicio de un objetivo que, por muy noble que fuese, sería siempre parcial, limitado y limitativo, gravado por «costes externos», acerca del cual siempre cabría preguntarse si vale la pena respetarlo.

La insuficiencia del punto de vista que toma la norma o el deber como realidad primera y esencial del fenómeno moral es, por tanto, doble. Es insuficiente, en primer lugar, porque es demasiado restringido: alcanza a algunas acciones, pero no a la vida moral en su conjunto. Es insuficiente, además, porque es un punto de vista negativo o limitativo que, como tal, carece de verdadera motivación. Si la norma es lo primero, entonces no puede ser otra cosa que un límite que debe admitirse en la satisfacción de nuestras tendencias.




 

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