Tema 1.1.6.




Fin último, ética personal y virtud

La Ética quiere determinar lo que es razonable buscar como fin último y, sobre esa base, pronunciar indicaciones normativas y juicios de valor sobre los diversos proyectos de vida que, de hecho, los hombres trazan para sí mismos.
La reflexión filosófica no pretende decir en general todo lo que cada uno de los hombres debería hacer o proponerse, la actividad profesional que debería ejercer, el modo concreto de descansar, de atender a la propia familia o de manifestar sus convicciones religiosas, etc. Pero sí puede determinar ciertas modalidades generales que deben ser observadas (que son debidas, objeto de deber moral) en la elección y ordenación de las diversas actividades y en la regulación y uso de los diversos bienes humanos. Estas modalidades generales, de carácter normativo, recibieron ya en la filosofía griega el nombre de virtudes. Las virtudes son criterios normativos para el ejercicio de nuestras actividades y para el uso de nuestros bienes, aunque no son sólo eso, ya que, en cuanto hábitos, poseen además una dimensión afectiva y otra disposicional.

Si no se admite la posibilidad de elaborar una concepción normativa del bien global de la vida humana, la Ética se reduce voluntariamente a ética social e interpersonal (y eso con todas las dificultades y aporías señaladas en los sub apartados precedentes), y la ética personal (o de la «vida privada») es abandonada.
Aun con muchas dificultades, se puede tratar de fundamentar la obligatoriedad o la ilicitud de ciertos comportamientos interpersonales o sociales únicamente sobre la base de los derechos de los demás o de ciertas exigencias de la justicia, pero esa base es del todo insuficiente para fundamentar criterios normativos para la conducta personal. De hecho, las figuras de Ética que, por diversos motivos, no elaboran una concepción normativa del bien humano, hacen depender la vida privada de opciones personales acerca de las cuales se declara que nada hay que decir ni juzgar, aunque quienes afirman esto reconocen a la vez que existen ciertos géneros de vida que no les parecen deseables, y que desde luego no desean ni para sí ni para las personas a las que aman.

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